Tras una travesía "a matacaballo" llegué el sur de Suramerica. Al menos, lo más austral que quería conocer.
Desde allí miré hacia abajo (del mapa) e imaginé cómo sería, y fue suficiente.
Es lo que nos han contado, pero ahora lo sentí profundamente.
La humedad, el gris del cielo...el frío.
Era Quellón una obsesión insatisfecha. Pero allí estaba, siempre estuvo. Y esperé tanto...23 años... ("Desata la lancha, me voy pa` Quellón)
Y la isla de Chiloé, y la caleta de Quellón sigue allí, imperturbable, como dice Borges: nunca sabrá que nos fuimos.
Y entonces inicié el retorno al norte y tal vez el retorno a ella.
"Volver, con la frente marchita, las nieves del tiempo platearon mi sien...
Sentir, que es un soplo la vida, que veinte años no es nada...
(...)
Vivir, con el alma aferrada a un dulce recuerdo, que lloro otra vez."
Don Cayetano Delaura
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